jueves, 26 de octubre de 2017

HISTORIAS DE UN LANCHERO





HISTORIAS DE UN LANCHERO


Cuenta un lanchero dueño de una lancha
Marido de Ofelia Mena, la de cintura ancha,
Cosas bochornosas sin precedente alguno
Como la que le pasó a su compadre Bruno…

Con tantas historias escuchadas a diario
Mañana en la iglesia compro mi rosario,
No vaya a ser que el pecado se me unte
¡Con tanto alboroto, con tanto arrejunte!

Eso expresó el lanchero y yo solo me reía
Sin tener ni  idea de lo que éste contaría,
Porque agua abajo se oyen tantas cosas
Algunas prudentes y otras escandalosas.

Vivió el mismitico penosas y extrañas historias
Que algunas no cuenta por razones obvias,
Y aquí les dejo la historia de su compadre
Que en el pueblo la recita hasta el mismo padre.

Mientras preparaba el motor, comenzó a contar
Con una indignación evidente al hablar…
-Y es que el compa Bruno se armó de paciencia
Y actuó fue con mucha cordura y elocuencia.

Porque yo a ese mequetrefe y descarao
De un zapatazo lo hubiera era allá  tirao
A las sublimes aguas de mi lindo Atrato
Para que pasara pues su buscao mal rato.


Y es que aún existe la enfermedad de la cordura
Porque lo que yo tengo ya es mucha locura,
No aguanto ofensa alguna a mi hombría
Ni tolero en mi cara una trágica cobardía.

No siendo más aquí les entero del suceso
Y que todo caiga por su propio peso,
Juzguen ustedes esta vil incorregencia
Que sucedió y saque pues su inferencia.

Contó que un “señor” vestido de corbata
Un día cualquiera bien metió la pata,
Quedó como un petulante y orgulloso
Y formó fue un relajo el muy impetuoso.

Se montó en la lancha vestido de blanco
Y trajo de su casa dizque un buen banco,
Que en esas tablas no se iba él a sentar
Que por favor se le hiciese mucho respetar.

Que era primo del señor Alcalde de Quibdó
Dueño de fincas por los lados de Tadó,
Que cómo era posible que se le ofendiera
Ofreciéndole esa tabla, ni que otro fuera.

Que ese banco se lo hicieron en Panamá
Con madera importada desde Canadá,
Que era su  diseño único en el mundo
Decía bien desdeñoso ese vagabundo

Cuenta mi compadre que se puso a reír
Y algunos pasajeros de la ira se querían morir,
¿Y el Doctor quiere una lancha digna de él?
Gritó por allá con disgusto Doña Raquel.

Bien pueda y se baja no se vaya ensucía
Reprochó Donilda desde por allá,
Perdón Doctor por tan descarada  impureza
Que en nada contraste con su  limpieza.

¿De pronto no trajo un poquito de cloro?
Pa´ lavá la lancha y que brille como oro,
Dónde está el banco le hacemos un altar
Para que se haga Dios y empiece a juzgar.

Cuidado y se le mancha su sutil pureza
Y todo lo que lo adorna que es belleza,
La ropa de lino, que se ve bien fina
Pero ese traje lo vio hoy donde Ernestina.

Que si no estoy mal lo tenía en promoción
Porque la camisa estaba sin un solo botón,
¡Claro!, ese es el mismito traje que arreglé
Porque tenía hasta el cierre bien al revés.

Y a todas estas… yo a vos te conozco
Es que en la cara bien te reconozco
Ah ya se… vos sos ese  mismitico manito
El que formó el alboroto allá en Rio Quito…

La señora se disponía a seguir hablando
Mientras la lancha iban desatando,
De pronto el Doctor que estaba sudando
Temblando comenzó tartamudeando.

Mi, mi, re se, se ñora, espere usted un momento
Déjeme aclararle que mucho lo siento
Yo no soy Doctor, yo soy Casimiro
El hijo perdido de su compa  Emiro.

Voy viajando es hoy  para Villa Conto
Y espero a mi padre conocer pronto,
Lo del banco yo lo dije era por bromear
Lo traigo de los lados  de Manungará.

Solo quería hacerlos pues yo mucho reír
Y sentado en mi tabla es que voy a ir
Así que por mis palabras pido yo perdón
Le pido no le comente a mi tío Ramón.

Apenas yo llegue, ahí me quito el traje
Y se lo devuelvo al regresar del  viaje
También los zapatos que son de su hijo
Y la corbata, todo eso, el pobre dijo.

¡Ay mi compa Bruno mucho se reía!
Al recordar la imagen que a él venía
De aquel muchacho que achicopalado
Se sentó en su lancha bien acobardado.

Pobre Casimiro  a las malas comprendió
Y es que  la vida su buena lección le dio
Y así le tocó aprender sin ningún enojo
Que más rápido cae un mentiroso que un cojo.

Que hay por el mundo que andar con humildad
Porque no sabe uno donde vaya a templá
Y como dice el otro dicho, si escucharlo quieres
Que a donde fueres mejor has lo que vieres.


Escrito por Dayana Zapata Flórez





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bajo la sombra de un Almendro

Bajo la sombra de un almendro sucedió esta historia que por protagonistas tiene a Rosa Helena y a Gloria, se chorreaban sobre el...