sábado, 24 de febrero de 2018

HISTORIA RIMADA: El Duende que no era Duende


El  Duende que no era Duende




Déjenme rociá agua bendita y podeme persigná
Porque yo hoy este bororó, todito lo voy a contá
Que quien busca encuentra, bien dicen por ahí
Vean vé y a todas estas, ¡yo sí creo que es  así!

Y aclaro, protagonista no soy yo de esta historia
La de la calentura y arrechera fue mi prima Gloria
Que por andá buscando, lo que no se le ha perdido
Acabó en un sambapalo allá, con el compadre Piro

Todo esto lo  escuché hoy en la plaza de mercado
Mientras estaba desayunando un delicioso tapao
Me tocó hacelo a un lao, pa´ podeme concentrá
Porque un solo detalle, a mí, no se me iba a escapá

Resulta que a Evelino Piro oriundo de Pacurita
Le sucedió una cosa extraña, hoy por la  mañanita
Cuando venía caminado de por allá hasta Quibdó
Pa´ vendé sus badeas, guayabas, piñas y almirajó

Les dejo aquí esta historia, que ya se sabe en Istmina
¡Sus creo en Dios  padre, se me puso la piel de gallina!
Y en palabras de Evelino, escuche usted mejor la cosa
Que con tranquilidad y sabor el mismito Piro esboza

-Ya venía cansaro y surando a mitad de camino
Sentame bajo una sombra, fue la idea que se me vino
Y miré un palo de guama, que estaba bien frondoso
Y dije, aquí está bien bueno, aquí mismo me reposo

Luego sentí un olor a primitivo cocido y guacuco
Y vi la olla corgando, desde el palo con un bejuco
Me fui quedando sonso y me fue dando tontina
Pensé en gritá, porque por ahí cerca hay una mina

Pero en medio del mareo, vi algo con el rabo del ojo
¡Ay es que primero cae un mentiroso que un cojo!
Mi gente y como maña vieja se sabe que no es resabio
Me hice dizque el asustaro, pero lo que soy es sabio

Me escondieron el sombrero, la catanga y el machete
Pero me dije a mí mismo, el desesperao  hacete
Luego salió una mujé, de un guarengue por el monte
Y vaya sorpresa mía, dizque era la madre monte

Llena de ramas secas y hojas de diferentes tamaños
Me dijo con voz pausada y haciendo ruidos extraños
-Mirá pues duende, yo soy tu nueva dueña y señora
Y vos me vas a obedecé y amá  a partir  de ahora

Todas las riquezas que tenés, a mí me las vas a dar
Y me vas a enseñar los secretos de todo este lugar
La supuesta madremonte, ya iba a seguí hablando
Y  yo sí le dije lo siguiente pa ´no seguila escuchando

-Vevé esta muchacha, cuando vos ibas yo ya venía
Buscá tu coteja, dejá  tu acelere, ´tas joven todavía
O sea que querés enredá al mismísimo duende
! Ay Dios no quiera y sea él, que primero te encuentre!

Me has confundido esta niña, yo soy es Evelino
Y a todas estás creo que me tenés hasta de Vecino
¿Vos no sos es la hija de mi comadre Doña Celestina?
La que vende guacuco, sardina y hasta guabina…

Infiero que porque  me viste bajito y usando sombrero
Pensaste que yo era el duende, no, no soy ese caballero
Mirá Gloria, seguí tu camino y dejá de andá inventando
Respetá el monte, que mejor la tentación  viví evitando

De sopetón la muchacha bien iracunda interrumpió
Y de badulaque, mentiroso e insensato me trató
Que ella sí era la madremonte y que yo un impostor
Y como con la razón no se pelea, la dejé en su error

Vi que arrimó una champa al borde de la quebrada
Con un señor de sombrero, que reía a carcajadas
Que con la mano derecha la invitaba dizque a vení
Y apena escuché que ella dijo, yo pa´ allá no voy a dir

Salió corriendo y temblando la pobre de mí se agarró
Me tocó traela arrepentida y llorando hasta Quibdó
La salvó que siempre cargo mi poquito de agua bendita
Sea lunes, domingo, de noche, de tarde o de mañanita

Y sin más, así terminó Don Evelino Piro la historia
Que le sucedió a mi prima hermana Maria Gloria
A quien por experiencia propia le tocó aprendé
Que con cosas de duende y madremonte es mejor no jodé

Y como dijo Don Evelino Piro Mosquera...
Más sabe el diablo por viejo, que por diablo
Y como decía mi abuelo…
Machete no es hacha mi gente

Imagen del duende tomada de Internet


Autora: Dayana Zapata Flórez

Bajo la sombra de un Almendro

Bajo la sombra de un almendro sucedió esta historia que por protagonistas tiene a Rosa Helena y a Gloria, se chorreaban sobre el...